La Taconuda
Leyenda de "La Taconuda"
Cuenta la leyenda que en la segunda década del siglo pasado, una familia de apellido Gorozpe habitó la ex hacienda de Ajuchitlán, donde imperaba la rígida autoridad de don Pedro. Se dice que en aquel entonces su única hija empezaba a despuntar como una mujercita de gran belleza, quien, asediada por las pretensiones amorosas de un joven y apuesto campesino, terminó por enamorarse de él. Ambos iniciaron un romance clandestino a sabiendas de que la enorme diferencia de clases, era el gran obstáculo para su unión.
Una noche se citaron en uno de los patios de la hacienda, pero fue tanto su enamoramiento que no percibieron las miradas recelosas de un peón, quien los denunció con Don Pedro. El cacique, furioso salió tras ellos para comunicarles su castigo, y al sorprenderlos juntos, se abalanzó sobre el joven y lo asesinó. Mientras tanto la bella joven se refugió en su habitación, esperando que su padre se compadeciera de ella. Pero ocurrió que la furia de Don Pedro se acrecentó al descubrir que el campesino había mancillado el honor de su bella hija. Por este motivo la golpeó sin misericordia hasta herirla gravemente, y después la amarró en una silla como señal de castigo. Así transcurrió un día de angustia y tortura para ella, sin probar ningún alimento y adolorida por las crueles ligaduras, hasta que al llegar la noche del siguiente día, expiró irremediablemente.
A partir de entonces, se cuenta que durante algunas noches el espectro de la hija deambula por los corredores de la ex hacienda, hace sonar sus fúnebres tacones y empuña una daga, clamando venganza. También se dice que la silla en la que fue amarrada y torturada se conserva aún en la ex hacienda. Que aún cuando se ha tapizado tres veces, la mancha de sangre vuelve a aparecer.