La Carambada
Leyenda "La Carambada"
Cuenta la leyenda que "La Carambada" fue una mujer de carácter jovial, franco y decidido; sin mayores atractivos que los de una mujer común. Huérfana desde niña y sin ninguna orientación moral, se inició por la compañía de los bandoleros de la región. Su verdadero nombre fue Oliveria del Pozo, pero decía llamarse Leonarda Medina, conservando su identidad en el anonimato para que su familia no sufriera represalias. Sus correrías tuvieron efecto en el valle del estado de Querétaro, a mediados del siglo XIX, cuando aún persistían las agitadas revueltas que surgían en las poblaciones con motivo de la instauración del régimen republicano.
La Carambada se ocupaba durante el día, como cantinera y jugadora, mientras que por las noches se dedicaba robar en los caminos y asaltar las haciendas, sorteando en todo momento los peligros. Pero ocurrió que una noche Vicente Otero, segundo de los rurales, salió en busca de la Carambada para aprehenderla; enfrentándose con ella y su pelotón cerca de la actual ex hacienda La Capilla. En esta ocasión, su surte estaba echada, pues fue mortalmente herida. Sus enemigos, creyendo que estaba muerta, la atravesaron en un burro y la condujeron al poblado para que le practicaran la autopsia, fue entonces cuando se dieron cuenta que continuaba con vida. Al reanimarla, solicitó un sacerdote para confesar arrepentida todos sus crímenes. Muriendo al día siguiente.
Este controvertido personaje ha sido motivo de diferentes escritos, entre ellos se encuentra la novela de Joel Verdeja Soussa, donde se le atribuye a "La Carambada" la muerte de dos ilustres personajes: un Presidente de la República y un Gobernador del Estado de Querétaro.