El tacón dorado

En el pueblo de San Juan del Rio, vivía en la calle de Abasolo #24, una bellísima dama que se llamaba Mary Bella, que hacia honor a su nombre. Tenía unos hermosos ojos azules, que a pesar de todo siempre reflejaban tristeza.

Era una señorita perteneciente a una familia de renombre, una de las más conocidas en el pueblo, aun así ella no era feliz, ya que siempre se la veía sola.

Daba largas caminatas por todo el pueblo, sobre todo por la estación ferrocarrilera, como si esperase a alguien.

Ella gustaba vestir elegantemente, con bellos vestidos y zapatillas color dorado. La vida para Mary Bella pasaba sin ningún contratiempo. En su casa se preguntaban a donde se dirigía siempre que salía. Nunca se imaginaron a donde iba, ya que el lugar estaba bastante alejado, y sobre todo solo y muy peligroso, ya que cerca de ahí todo era baldío, es más se encontraba cerca una casa de nota roja donde concurrían hombres muy malos y viciosos.

En cierta ocasión un tipo mal encarado la vio pasar, ella sin percatarse de la presencia del hombre siguió su camino. Afortunadamente nada sucedió en esa ocasión.

El hombre acostumbraba asistir a ese lugar, sin embargo se quedó prendado de la elegante dama, pero ella jamás se fijaría en un hombre así. Paso el tiempo y ella seguía dando esos largos paseos. Salía de su casa por las tardes y regresaba ya entrada la noche. Nunca se vio con nadie, todo el pueblo la conocía y la respetaba. Cerca del mes de septiembre, cuando el día terminaba cerca de las 8, a Mary Bella se le hizo tarde, ya que había llegado una maquina nueva, más actual, más rápida, con elegancia en cada compartimento, y le llamo la atención visitar ese ferrocarril, sin pensar que sería lo último que haría en su vida. Sin percatarse de la hora y que el lugar era muy peligroso para una mujer sola. Cuando se dio cuenta corrió, pero equivoco el camino para acortar la distancia a su casa, se desvió hacia los baldíos, para su desgracia el hombre la vio y la siguió hasta darle alcance. La subió a la fuerza a su automóvil, él iba con aliento alcohólico, ella en su desesperación por salvarse del secuestro se quitó una zapatilla y con el tacón lo golpeo sin dar ningún resultado, esto enfureció al hombre que detuvo al coche como a 400m de la estación. La golpeo, y ya inconsciente abuso de ella para luego matarla.

Su familia la busco incansablemente sin encontrarla jamás. El hombre huyo del pueblo para no levantar sospechas.

Tiempo después el hombre regreso para confesarles el crimen a los padres de la desdichada mujer, muriendo de una enfermedad. Su familia se dirigió a donde el hombre había enterrado a Mary Bella para darle cristiana sepultura.

Pasaron los años y ahora esos baldíos son multifamiliares, mucha gente asegura que entre las 0 horas y las 4 horas de la madrugada se escucha unos tacones pasar por la calle, dicen que lo único que se ve es el reflejo de unas zapatillas doradas 

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