El puente de la Historia
En 1711 fue concluido el hoy monumento y símbolo de la ciudad, el Puente de la Historia, que se alza sobre la parte sur del rio San Juan. Su construcción inicio en febrero de 1710 por orden del Virrey Don Francisco Fernández de la Cueva duque de Albuquerque, quien ordeno al arquitecto Pedro de Arrieta el diseño del mismo. Sin embargo, por más que el arquitecto hiciese sus cálculos y los corrigiera, el puente no dejaba de caerse. Cuenta la leyenda que cada vez que esto sucedía, se le aparecía el diablo a Pedro de Arrieta advirtiéndole que no dejaría de tirar su obra hasta que hiciese un pacto con él, cosa que le horrorizaba. Después de muchos intentos infructuosos los constructores aceptaron el trato, cuál fue su sorpresa al saber que tenían que enterrar un niño en cada columna del puente, y así, sus almas sostendrían la construcción, dándole la solides que le faltaba. Actualmente no sabemos si finalmente aceptaron o no, solo sabemos que en 300 años el puente no se ha derrumbado. Algunos aseguran que si un niño juega cerca del puente durante una lluvia fuerte su alma cambia de lugar con la de los niños enterrados.