Al que le toca... le toca

En relatos de riquezas ocultas por algún lugar secreto del Querétaro antiguo, nuestro histórico                municipio de El Marqués tiene bastante que contar.

Tal es el caso de dos hermanos que hace mas o menos siglo y medio vivían en una casa a orillas del cerro, en el pueblo de La Cañada, donde uno de ellos se despertaba desde muy temprana hora para dedicarse a su trabajo de empleado, despachando en una tienda de abarrotes en la capital.

El otro, por su parte, se despertaba hasta muy entrada la mañana y se dedicaba al ocio y la pereza desde muy pequeño.

-¡No le reclamen su flojera! - decía la madre cuando se quejaban de él.

-¡Porque cuando era chico lo espantó el muerto y por eso se quedó así de mustio!-agregaba siempre.

Una noche, al terminar la hora de la cena y estando los dos jóvenes reposando en sus camas, el empleado le preguntó al mustio:

-¡Oye!... ¿Como esta eso de que te espantó el muerto y por eso eres tan holgazán?

-¡Sí!... ¡En verdad me espantó!- le contestó.

-Además me dijo el lugar donde esta el dinero oculto que no puedo sacar, porque la pereza que siento desde aquel día me lo ha impedido.

-¡Su espíritu esta sobre mi espalda y no me dejará libre hasta que desentierre esa buena dote!- afirmó escandalosamente.

Acto seguido, le comentó a su hermano el lugar exacto donde se encontraba el tesoro oculto, fingiendo aquel que no le escuchaba con atención.

Horas mas tarde, el empleado se cercioraba que todos en la casa estuvieran durmiendo, para recoger el azadón arrumbado en el patio trasero y dirigirse a la ubicación que el mustio le comentó con lujo de detalle.

Empezó a cavar y cavar por espacio de media hora, cuando de repente sintió que su herramienta tocaba un tepalcate de generoso grosor.

Con sus manos, retiró la tierra que ocultaba el resto de la grande olla que había descubierto, pensando felizmente que solo faltaba el uso de su fuerza nata para sacar el precioso contenido.

Al jalar hacia arriba el ovalado recipiente y luego de introducir su mano en este, se dio cuenta de que el contenido en la olla era algo sorprendente: ¡Cenizas,...sólo cenizas!

Minutos después, la puerta del zaguán donde vivía aquella familia se abría con una furiosa patada, al igual que la del cuarto donde los hermanos convivían.

El empleado llevaba en sus brazos la olla repleta de cenizas y después de tomar un respiro al dejarla en el suelo, volvió a levantarla para vaciar su contenido sobre el mustio, quien acostado sobre su cama y cubierto con sus cobijas, escuchó entre sueños las tronantes palabras de su hermano:

-¡No volverás a hacerme otra broma como esa! ¡Lárgate de la casa y no vuelvas más!

¡Para eso soy el mayor! ¡Para poner el orden en esta familia!

Al caer la tarde, el empleado regresó del trabajo que le ocupaba en las mañanas y tardes, confirmando que su hermano ya no estaba en la habitación de ambos.

-¡Le hubiera reclamado desde antes! ¡Solo así sabrá afrontar la vida como un hombre honorable! - le dijo a su madre.

Al día siguiente, siendo un sábado de venta mayor, se levantó mas temprano que de costumbre para atender a los clientes que llegarían a madrugar la nueva mercancía.

Apenas había entrado al negocio de su patrón, cuando este mismo le avisó:

-¡Entiéndete con el nuevo dueño, a ver si te deja seguir trabajando aquí!

Acto seguido, el empleado se dirigió a la oficina del reciente patrón y se percató de que su cara se le hacía muy familiar.

¡Era el mustio!, quien gozaba de una mirada vivaz y ánimo optimista como nunca antes se le había visto.

Al notar la llegada de su visitante, le dio un abrazo fraternal y después le dijo:

-¡Esta tienda es tuya! ¡La he comprado para ti con el oro que ahora me sobra y como premio a tu valentía! ¡Gracias por llevar el dinero del muerto a la casa y derramarlo sobre mis cobijas! ¡No hubiera sido posible sin tu ayuda!

De esa manera, el empleado dejó de ser empleado y el mustio dejo de ser el mustio, porque como dicen las personas que lo aseguran: "si quieres obligar al muerto solo cenizas te dará, porque ya tiene su favorito y al que le toca,... ¡pues le toca y ya!".

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